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INSIDIOUS: LA ÚLTIMA LLAVE

  • AITOR SANZ
  • 11 ene 2018
  • 3 Min. de lectura

Recientemente vi la primera película del año: Insidious: la última llave con una gran expectativa. No por la trama en sí, sino porque había leído que por fin Lin Shaye era la protagonista indiscutible de esta entrega. Además, puedo afirmar y afirmo que el cine de terror es mi género prefiero, por lo que era un aliciente más para acudir a ver este metraje en la gran pantalla. Pero, he de reconocer que la saga no era santo de mi devolución hasta que vi la tercera entrega.

Las dos primeras películas me resultaban aburridas. Las escenas de tensión eran demasiado predecibles. Un cine comercial basado en dar sustos, en cierto modo, ajenos a la trama. Con una historia básica y poco innovadora. Además, con una gran carencia narrativa, dejando prácticamente todo el peso de la tensión en la banda sonora. Por su parte, la tercera entrega fue un gran salto. La interpretación del personaje de Elise Rainer es impecable; la tensión in crescendo consigue resultados magníficos que, sin lugar a dudas, son fruto de una narrativa audiovisual más elaborada y compleja.

Ahora llegamos a la kit de la cuestión: la cuarta película. Una continuación de la precuela que, indiscutiblemente, tiene como cometido dotar de humanidad, historia y trasfondo al personaje estrella de la saga: Elise.

Escena de la película Insidious: la última llave

La historia transcurre en la antigua casa familiar de la protagonista, en la ciudad de Nuevo México. Elise recibe una llamada mientras se encuentra en casa con sus "ayudantes mediocres", como ellos mismos se presentan. Al otro lado del teléfono un hombre de voz exaltada le pide ayuda alegando que, como es previsible, en su casa están ocurriendo sucesos paranormales. Decide viajar a la zona y al entrar en la casa revive toda su fatídica infancia: la muerte de su madre, los castigos físicos que su padre le practicaba por su don... A los 16 años, cansada y angustiada por la situación, decide abandonar el hogar familiar; dejando a su hermano menor con el "monstruo" de su padre. Finalmente, y tras muchos dramas internos, tensiones y una historia un tanto densa para un único film, Elise se percata de un detalle: el demonio que liberó de la puerta roja del sótano -y que acabo con la vida de su madre- era el causante de la ira/comportamiento de su padre. Con la ayuda de su sobrina menor -medium también- consigue acabar de forma muy mediocre con el perverso demonio. Así pues, libera a su sobrina mayor y a todas las almas que habían perecido a manos de su padre.

A nivel de argumento, la nueva película de Insidious supera al tercer episodio. Resulta más interesante porque realiza varios giros de guión que afectan a lo que el espectador da por sentado. Pero, a nivel de dirección y de producción es, de forma inequívoca, inferior al resto de películas. Por desgracia, da muestras del agotamiento inevitable de una saga en la que los engarces con cintas anteriores empiezan a parecer forzados.

No obstante, ésta es una cita inevitable para todos aquellos amantes del cine de terror. Más todavía si estás interesado en descubrir la historia de Elise, el por qué de su personalidad; esa madura heroína de lo paranormal que contra todo pronóstico es un tótem cinematográfico que sigue inspirando ternura y fuerza a la vez. Además, seguiremos esperando para la quinta entrega, la cual se anuncia con la ya recurrente escena final, la cual nunca nos deja nada claro.

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