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BOHEMIAN RHAPSODY

  • AITOR SANZ
  • 3 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

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Biopic del Rey del Rock Freddie Mercury. Un filme muy interesante, correcto, rápido y sin demasiada profundidad

La película biográfica de Freddie Mercury llega a la gran pantalla con una enorme expectación. Tenemos ante nosotros un metraje adaptado a todos los públicos; pensado para dejar un buen sabor de boca. Y no es por alabar, pero está arrasando en los cines de todo el mundo. Después de su tercer fin de semana, Bohemian Rhapsody se sitúa como el biopic musical con mayor recaudación de todos los tiempos. Sería complicado, de hecho, hacer que un producto de Mercury tenga poca acogida entre el público, pero lo bien tratado del personaje, junto con otros muchos elementos que nombraré, hace que esta película me haya sorprendido muy positivamente.

Bohemian Rhapsody es espectacular y brillante en sus aspectos formales, en la elección de todos los componentes del grupo Queen, en la interpretación de su protagonista, en lo que respecta a su puesta en escena, en los momentos musicales de la cinta y en muchas otras cosas. Sin embargo, después de leer un sinfín comentarios, he llegado a la conclusión que para muchos espectadores ha naufragado en lo referente a la forma. Esto se debe a que, según argumentan, la película no concuerda cronológicamente con la vida real del cantante. Es decir, se trata de una versión edulcorada, pensada para hacer más agradable e intrigante su verdadera vida personal.

Por lo que a mí respecta, no tengo recuerdos propios de esta emblemática banda. Por edad, solo me ha llegado parte de su música y algunos vídeos de su fascinante y estrambótica puesta en escena. Por este motivo, y basándome en el apartado de atractivo visual, tengo claro que el orden de los acontecimientos no me influye. Para mí, es más interesante que la historia sea atractiva. No considero necesario que me cuente cada detalle de forma exacta a cómo sucedió. Pero esto ya va en función de las prioridades y gustos.

Por otra parte, como vengo diciendo, el guión también es tremendamente rápido. Cada sección del metraje da pequeñas pinceladas que te dejan con ganas de saber más. Este aspecto también da pie a múltiples interpretaciones. No siempre me gustan los guiones tan frenéticos. Creo que dependiendo de cómo se cuente, guardar detalles en el tintero puede dar pie a incongruencias o tramas inacabadas. Esta sensación suele producir rechazo en el espectador, ya que no consigue involucrarse por completo en la atmósfera del relato. Sin embargo, en Bohemian Rhapsody lo han hecho con mucha destreza, quitando importancia a esos detalles en ocasiones tan necesarios para algunos. Fácilmente consigues empatizar con la historia, aunque desde mi punto de vista no es sencillo sentir cercanía con el personaje protagonista.

En cuanto a aspectos técnicos, la película es muy buena. No tiene grandes efectos especiales, pero muestra detalles de una gran complejidad. Además, se nota que el director, Bryan Singer, ha hecho un buen trabajo con el reparto. La fotografía, de Newton Thomas Sigel, está muy lograda. Al principio de la película, los tonos tienden a ser más anaranjados y variables: se oscurecen o aclarar dependiendo del personaje principal. Finalmente, es mucho más clara, blanca, hecho que denota haber encontrado su felicidad. Esto también contrarresta con los sentimientos que emergen al saber que está contagiado de VIH, lo que nos da a entender que gracias a su situación final, consigue superar esta tristeza.

En conclusión, una película muy recomendable para pasar un buen rato de cine. Genial para conocer un poco más la vida de Freddie y comprender la importancia que tuvo este personaje en la sociedad del momento. Debemos tener presente que no todo lo que se cuenta sucedió en realidad y que, pese a ser bastante completa, no llega a profundizar en ningún momento. Hay cuestiones muy conocidas mundialmente sobre la polémica vida del cantante que ni siquiera aparecen, por lo que debemos tomárnoslo más bien como un tributo. Es muy rápida y técnicamente casi perfecta, con una interpretación brutal de Rami Malek y una banda sonora al nivel de la gran banda Queen.

 
 
 

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