LOS CRÍMENES DE GRINDELWALD
- EVA ALÓS
- 21 nov 2018
- 3 Min. de lectura
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La antesala de la verdadera acción

Fantastic Beast: The Crimes of Grindelwald deslumbra por su complejidad y por la cantidad de tramas abiertas que se tratan a la vez. Sin lugar a dudas, no se podía esperar menos de una película en la que su protagonista ya no es el protagonista. Esta vez Newt, a pesar de tener un papel principal, compite con el carisma y el renombre de dos de los magos más poderoso de la época: Dumbledore y Grindelwald.
Con un ritmo non-stop, este filme nos lleva por un camino en el que nos quedamos muy al principio. A pesar de los mil y un momentos en los que se nos revela información, la trama queda abierta sin realmente llegar a una conclusión, lista para su desenlace en las próximas entregas.
Me irrita, en cambio, el papel de los personajes, los cuales, en lugar de establecer vínculos con los espectadores, se dedican en gran parte a proporcionarnos información. Como por ejemplo Leta, la prometida del hermano de Newt. Su única función es llevarnos hasta Credence Barebone y darnos una explicación de cómo este acabó siendo un huérfano. Una información, que a pesar de ser útil para Clarence y para Grindelwald (puesto que este no encontrará esa ansiada familia que le dará amor y le ayudará a controlar su poder), carece de relevancia para mí. De la misma manera el hermano de Leta, su prometido y la amiga de Clarence.
Así pues, mientras que en Fantastic Beasts 1 nos enamorábamos de la torpeza social de Newt y nos moríamos de la risa con su amigo muggle Jacob, en la parte 2 se han centrado en conseguir que toda la historia tenga sentido, un grave error para mi gusto. Incluso las historias de amor de Jacob y Newt han carecido de chispa.
Tiendo a pensar que partir un libro en dos películas es un error. Pues bien, si esta película estuviera escrita en un libro, esta sería la primera mitad. Es decir, un mero trámite hasta que las cosas pasan de verdad: es el libro de instrucciones de un juego de mesa.
Por lo que respecta a Dumbledore y Grindelwald, tengo que admitir que Dumbledore está perfectamente caracterizado, actúa de la misma manera que lo hace su versión mayor con Harry. Grindelwald, en cambio, no me ha parecido muy apasionado para ser un líder de masas.
A pesar de esto, es una película interesante, con ritmo y sus momentos de acción. La música no tiene un papel tan importante como con Harry Potter, Se ve cierta continuidad de la parte uno, pero deja espacio para nuevos personajes del mundo mágico. Creo que la siguiente será prometedora, pero una cosa está clara: es una película para fanáticos del mundo de Harry Potter y J.K. Rowling lo sabe, por eso no ha intentado atraparnos con una trama divertida, sino que se ha centrado en resolver detalles y dudas.
Os dejo con una reflexión: Si Dumbledore no puede pelearse con Grindelwald por un pacto de sangre que hicieron durante su juventud, ¿cómo es posible que el último encuentro que sepamos de ellos sea una pelea entre los dos en el que la hermana de Dumbledore resultó muerta? Es poco probable que después de ese encuentro se reunieran para hacer ese pacto, ¿no creéis? Supongo que tocará esperar a que la reina J.K. Rowling hable.
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